Quizá sea demasiado temprano para hacer el inventario de lo aprendido, de lo sentido, de los cambios y continuidades en una mirada que sigue turbia por las lagrimas. Si, probablemente sea temprano en este día, en este corazón “Todo va a estar bien, siempre estoy bien” me repito. Y cada vez que lo hago suena menos como oración y mas como una certeza. Me mueven impulsos que son anteriores a mi. Esa pequeña pieza de sabiduría que dice que el movimiento literal impulsa también uno metafórico, metafísico. Son pasos cortos, llenos de miradas hacia atrás Es casi como desprenderse de la piel. El dolor que conlleva saber que cada paso es dejar taras partes de mi, de mi alma regalada. Y no hay nada que hacerle. Llevo como consuelos la esperanza de lo que vendrá incierto como es. La certeza de haber dado solo luz, de haberme quedado en sombras. Y aunque me cueste creerlo, porque estoy vacía de amores y sonidos y belleza, porque solamente cargo temblores y silencios. Quizá mañana se repita el amanecer de las miradas.
Despierta,
has de pintar nuevas constelaciones
para que navegantes extraviados en la noche
encuentren el camino que les acerca al mañana
en el que Prometeo burla al dios y trae la llama.